Texto: Hechos 2:38-47.
"Y considerémonos unos a otros […] no dejando de congregarnos…" Hebreos 10:24,25
Hace varios años, entrevistaron a ex prisioneros de guerra para determinar qué métodos del enemigo habían sido más eficaces para quebrarles la voluntad. Los investigadores descubrieron que lo que más rápidamente los doblegaba eran el confinamiento solitario, los traslados frecuentes o la separación de sus amigos, y no tanto las penurias físicas o las torturas. Además, llegaron a la conclusión de que lo que más los fortalecía eran los estrechos vínculos que habían desarrollado en las pequeñas unidades militares a las que pertenecían.
Estas observaciones nos ayudan a entender por qué los creyentes en Cristo necesitan tener comunión unos con otros para ayudarse a permanecer fieles al Señor. Nuestra relación personal con Dios, por vital que sea, no es suficiente para producir madurez y resistencia espiritual. Los vínculos que se desarrollan dentro de un cuerpo unificado y lleno del Espíritu son esenciales para crecer y para mantener nuestra fidelidad individual al Salvador (Hebreos 10:23-25).
A veces, preferiríamos no participar en la vida de la iglesia porque pensamos que es más fácil andar por la vida solos. Pero los creyentes que hacen eso pierden todos los beneficios de la comunión. Recordemos que Dios, en Su sabiduría, nos ha agrupado para que seamos fuertes.
Reflexión: Los creyentes permanecen fuertes cuando no están solos.
Tuesday, February 14, 2012
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